Acaso el amor lo cura todo?

jueves, 22 de marzo de 2012

Tercer ejercicio, de un cuento de Guy de Maupassant. Bola de Sebo


   La mujer que iba a su lado era una de las que llaman galantes, famosa por su abultamiento prematuro, que le valió el sobrenombre de Bola de Sebo; de menos que mediana estatura, mantecosa, con las manos abotagadas y los dedos estrangulados en las falanges (como rosarios de salchichas gordas y enanas), con una piel suave y lustrosa, con un pecho enorme, rebosante, de tal modo complacía su frescura, que muchos la deseaban porque les parecía su carne apetitosa. Su rostro era como manzanita colorada, como un capullo de amapola en el momento de reventar; eran sus ojos negros, magníficos, velados por grandes pestañas, y su boca provocativa, pequeña, húmeda, palpitante de besos, con unos dientecitos apretados, resplandecientes de blancura.

  Poseía también -a juicio de algunos- ciertas cualidades muy estimadas.

  En cuanto la reconocieron las señoras que iban en la diligencia, comenzaron a murmurar; y las frases "vergüenza pública", "mujer prostituida", fueron pronunciadas con tal descaro, que le hicieron levantar la cabeza. Fijó en sus compañeros de viaje una mirada, tan provocadora y arrogante que impuso de pronto silencio; y todos bajaron la vista excepto Loiseau, en cuyos ojos asomaba más deseo reprimido que disgusto exaltado.

Segundo ejercicio de un cuento de Edgar Allan Poe: El corazón Delator


     ¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen... y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia.

     Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito. Ni tampoco estaba colérico. Quería mucho al viejo. Jamás me había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre... Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre.

Primer ejercicio de un cuento de Horacio Quiroga: El almohadón de plumas


   Pronto Alicia comenzó a tener alucinaciones, confusas y flotantes al principio, y que descendieron luego a ras del suelo. La joven, con los ojos desmesuradamente abiertos, no hacía sino mirar la alfombra a uno y otro lado del respaldo de la cama. Una noche se quedó de repente mirando fijamente. Al rato abrió la boca para gritar, y sus narices y labios se perlaron de sudor.

  -¡Jordán! ¡Jordán! -clamó, rígida de espanto, sin dejar de mirar la alfombra.

    Jordán corrió al dormitorio, y al verlo aparecer Alicia dio un alarido de horror.

  -¡Soy yo, Alicia, soy yo!

Clasificación de palabras


Aguda:           Grave:             Esdrújula:       Sobreesdrújula:
Designar        Serie                Términos         Indistintamente
Sentí              Ordenada        Código            Inútilmente
Francés          Letras             Comprárselo    Útilmente
Sofá               Representan    Eléctrico          Técnicamente
Café               Sonidos          Máquina         
Salió               Lengua
                          


Acentuación - Ejercicios

3 palabras esdrújulas 3 palabras con tilde 3 palabras graves
-déficit -árbol -mono
-depósito -filosofía -pera
-éxtasis -gráfica -rayos
3 palabras agudas 3 palabras monosílabas 5 diptongos
-emoción -yo -incición
-exploción -mi -inmolación
-conotación -sé -ascención
-contaminación
-negación

Oraciones coordinadas y subordinadas.


Subordinadas:
·         Una tercera parte del salón falto a clases, mientras el resto asistió como es debido.
·         Llegué a mi casa cuando ya no había sol.
·         Compré un disco de música que se oye bien chido.

Coordinadas:
·         Me gustan los tacos aunque las hamburguesas igual me agradan.
·         José murió de cáncer y su hijo heredo 20 mil pesos.
·         Yo mando, tú obedeces.

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