Acaso el amor lo cura todo?

jueves, 22 de marzo de 2012

Primer ejercicio de un cuento de Horacio Quiroga: El almohadón de plumas


   Pronto Alicia comenzó a tener alucinaciones, confusas y flotantes al principio, y que descendieron luego a ras del suelo. La joven, con los ojos desmesuradamente abiertos, no hacía sino mirar la alfombra a uno y otro lado del respaldo de la cama. Una noche se quedó de repente mirando fijamente. Al rato abrió la boca para gritar, y sus narices y labios se perlaron de sudor.

  -¡Jordán! ¡Jordán! -clamó, rígida de espanto, sin dejar de mirar la alfombra.

    Jordán corrió al dormitorio, y al verlo aparecer Alicia dio un alarido de horror.

  -¡Soy yo, Alicia, soy yo!

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